Memoria histórica

Estrella Cortichs, una maestra innovadora y comprometida en la España de los años treinta


Estrella Cortichs nació el 14 de abril de 1902 en Gironella, una pequeña localidad situada al norte de la provincia de Barcelona. Sus padres, Esteve Cortichs y Francesca Vinyals, se separaron cuando ella aún era una niña, a raíz de lo cual fue internada en un colegio de monjas donde tuvo una infancia solitaria, a pesar de que siempre dijo guardar un buen recuerdo de esa etapa porque con ellas aprendió a leer, escribir y contar.

Su padre era un agente comercial que trabajaba para una destilería local llamada “Cal Gelada”, mientras que su madre era ama de casa. El padre era un hombre de hondas convicciones republicanas, que tuvo algunos problemas con la justicia por participar en algunas de las protestas obreras que a menudo protagonizaban los trabajadores del Alto Llobregat.

Algunos años más tarde, fue alcalde de Gironella y, entre sus obras, destaca el haber construido el primer grupo escolar público de la localidad.

Un título con Premio Extraordinario

A los trece años se trasladó a Barcelona para estudiar en las Escuelas Salesianas, donde permaneció un año, para después ingresar en la Escuela Normal de la capital catalana. Transcurridos los cuatro años de formación, obtuvo el título con Premio Extraordinario.

Posteriormente, se presentó a las oposiciones nacionales para el cuerpo de maestros y las aprobó, ganando el segundo puesto de su promoción. Empezó a ejercer de maestra nacional en Pineda de Mar, una población situada a unos cincuenta kilómetros de Barcelona, desde donde se trasladó a la escuela de Montmajor, cerca de su pueblo natal.

Amiga de Ortega y Gasset, Gabiela Mistral…

Poco tiempo después se presentó a las oposiciones para entrar en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, que también aprobó. Estuvo estudiando en Madrid entre el 1924 y el 1928, instalándose en la Residencia de Señoritas, vinculada a la Institución Libre de Enseñanza e impulsada por la Junta para la Ampliación de Estudios, donde conoció a Ortega y Gasset, Gabriela Mistral y Berta Singerman, entre otras personalidades intelectuales de la época.

El padre de Cortichs murió mientras ella estaba en Madrid, con lo cual tuvo que dar clases nocturnas para poder complementar la beca que recibía. En esa época contrajo la tuberculosis y decidió volver a Barcelona para curarse, momento en que se proclamó la Segunda República.

Cuando fue dada de alta, volvió a Madrid y empezó a ejercer en el Colegio Menéndez y Pelayo, para pasar después a una escuela más pequeña llamada Lope de Rueda, de la que fue directora. Ahí empezó a poner en práctica las nuevas ideas pedagógicas que el ambiente republicano estimulaba: visitas al Museo del Prado, lecturas de poesía, excursiones al campo… Pero, sobre todo, puso en práctica el concepto de disciplina desarrollado por el pedagogo krausista Francisco Giner de los Ríos, y que tanto incomodaba al magisterio tradicional, según el cual los alumnos debían aprender por convicción y no por imposición, y que había que modelar su consciencia para que hicieran lo que debían y no lo que se les ordenara.

Leer el artículo completo en The Conversation.