Dependencia

«LA TELEASISTENCIA ES EL PLACEBO DE LA LEY DE DEPENDENCIA»


Entre  los recursos que se ofrecen  dentro de la Ley de Dependencia, el servicio de teleasistencia domiciliaria (TAD) es el más rápido y  barato.

El usuario acude al centro de Servicios Sociales a solicitar ayuda a través de la Ley de Dependencia. La mayoría solicita el servicio de ayuda a domicilio, pero el primer recurso que se les facilita es la teleasistencia domiciliaria. En ocasiones  este  servicio carece de efecto porque no cubre las necesidades reales del usuario. 

El servicio de  ayuda a domicilio tarda más en concedérseles y la teleasistencia domiciliaria es el “placebo”; los recursos que realmente necesitan y reclaman algunos de los mayores no se proporcionan de forma inmediata.      

“Ningún mayor sin el servicio de teleasistencia domiciliaria en Madrid”. Qué bien queda eso, pero… ¿Saben utilizar esa teleasistencia todos los mayores de Madrid? ¿O por el contrario es un servicio que en algunos casos  se concede para cubrir el expediente en espera de los recursos que verdaderamente necesitan y demandan?

La teleasistencia domiciliaria forma parte del catálogo de servicios que contempla la de Ley de Dependencia. Es un apoyo de emergencia. Está orientado a la atención ante urgencias, la comunicación con el usuario para recordarle citas médicas (función de agenda) o para paliar situaciones de soledad. Está constituido por un pulsador en forma de medallón o pulsera, que la persona lleva consigo permanentemente dentro del domicilio y un sistema de manos libres que permite la comunicación desde cualquier lugar de la casa con una centralita que está disponible 24 horas al día, y desde donde se gestiona la llamada en función del motivo que la causa.

Al accionar el pulsador, un operador del centro de atención se pone en contacto con el usuario a través de un altavoz y un micrófono que permiten la comunicación entre ambos, con el fin de poner en funcionamiento los mecanismos necesarios para resolver la situación que generó la alarma.

Nuria Fernández lleva trabajando en el servicio de teleasistencia en Madrid desde 2007, primero como oficial y desde el 2010 como coordinadora. Nos cuenta en qué consiste el servicio y cuáles son las principales deficiencias que presenta en Madrid capital.

¿Quién puede solicitar este servicio?

En Madrid lo puede solicitar cualquier persona mayor de 65 años. Hay también otra opción para menores de 65 que presentan algún tipo de discapacidad o tienen alguna situación de riesgo (el área de servicios sociales de Madrid es quien tiene que autorizar previamente que se le instale la teleasistencia a este tipo de usuarios). Para los mayores de 65, es un derecho.

¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes?

Es el servicio más rápido y barato. Cuando un usuario va a solicitar algún servicio de la ley de dependencia, la teleasistencia es lo primero que se le concede, porque la valoración del grado de dependencia para asignarles centros de día, residencias o ayuda a domicilio tarda más. La filosofía de la administración es: “vamos a darle este recurso de teleasistencia a todos”; y es aquí donde la ley de dependencia hace aguas, porque a veces se le concede e instala el servicio a personas con deterioro cognitivo, que no saben hacer uso de él. No les sirve para nada porque no saben utilizarlo: o están pulsando el botón a todas horas o se olvidan de que existe y no lo usan nunca. No obstante para los usuarios susceptibles del servicio de teleasistencia, el servicio es muy eficaz.

Aquí en Madrid, cuando un usuario usa el pulsador de teleasistencia se acude directamente al domicilio porque generalmente nos dejan las llaves en la central. Si no hay llaves y la persona solicita ayuda de emergencias, se llama a la familia para que se acerque al domicilio del mayor con las llaves, si no se localiza a ningún recurso, o carece de estos, se moviliza a los bomberos y a la policía…  se atiende siempre. Tener las llaves es más cómodo y rápido. Una vez en el domicilio se valoran las necesidades del usuario: la mayoría de las veces son caídas, a veces sin consecuencias; otras veces hay que esperar la llegada del médico para que dé su valoración y se complete la atención a la persona…

En Madrid capital hay instalados alrededor de 95.000 terminales de teleasistencia, repartidos en tres empresas que atienden cada una 6 o 7 distritos. Cada empresa contrata a unos 240 trabajadores entre oficiales, coordinadores, operadores, supervisores… “Cada uno tiene su función específica, pero cuando hay bajas de personal y estas no son cubiertas, se producen situaciones en las que determinados trabajadores tienen que realizar funciones para las que no están preparados, con lo que esto supone para el  funcionamiento del servicio”, afirma Nuria.

A fecha de diciembre de 2016, el ayuntamiento preveía en su web llegar en 2020 a 103.878 domicilios, atendiendo a 124.654 personas todos los meses. Esto permitirá, aseguran, ofrecer servicio a más de 140.000 personas diferentes al año. Concretamente para el próximo ejercicio 2017, el anteproyecto del presupuesto del Ayuntamiento de Madrid recoge una dotación de casi 30 millones de euros, lo que permitirá que a lo largo del año hayan podido beneficiarse del servicio alrededor de 139.000 personas distintas.

El pliego actual de condiciones de licitación del servicio -señala Nuria- es de 2012.  Este año ha salido a concurso un nuevo pliego en el ayuntamiento de Madrid. Se preveía empezar a trabajar con él en marzo del 2017, como se han adjudicado dos de los tres lotes en baja temeraria, “el tema se está alargando y aquí estamos los trabajadores sin saber con quién vamos a trabajar, ni donde… en espera de resolución por parte del Tribunal de Cuentas. En fin, no se tienen en cuenta ni a los trabajadores de teleasistencia ni a los usuarios del servicio, prima más lo económico”, afirma Nuria

¿Cuáles son los principales problemas en la prestación del servicio?

Uno de los problemas que se sufren en  de Madrid es que cuando llevas distritos que están dentro de la M 30, no hay ningún acuerdo entre las empresas y el ayuntamiento para que los coches que llevan los oficiales (que están rotulados) para llegar a los domicilios de los mayores puedan aparcar en zonas de estacionamiento regulado, estando expuestos a las multa. Nadie quiere que le pongan una multa, tienes que buscar un sitio para aparcar, llegando, en ocasiones, más tarde de lo que se recoge en el pliego de condiciones (treinta minutos).  Al tener que estar dando vueltas en barrios del centro de Madrid muy concurridos para aparcar, se pierden minutos muy valiosos en detrimento de los mayores que pulsan el botón de TAD porque necesitan ayuda.

La falta de control de las administraciones hacia las empresas  es un gran problema. El ayuntamiento no tiene una actitud vigilante, las empresas empeoran sus condiciones y el servicio se va deteriorando.    

Cuando el usuario toca el botón, el aviso llega a los operadores y estos informan a la base del tipo de emergencia que se ha producido y de la dirección del usuario. Un oficial coge las llaves si las hay, coge el coche y se va al domicilio. Tiene un tiempo estimado de 30 minutos. Pero si resulta que la empresa no cubre las bajas del personal (AT, IT), ni las excedencias, ni las bajas por maternidad (sumando además  el tiempo que se tarda en aparcar como hemos dicho antes). El servicio no será el adecuado, porque se va a demorar la atención al usuario, así como la calidad de esta atención.

Además en ocasiones se da el caso en el  que, por ejemplo, a las 9 de la mañana llama una señora que se encuentra mal, acude a su domicilio el oficial de teleasistencia pero el médico del centro de salud no puede pasar a atenderla hasta las 14.30. Allí estará el oficial, si no se logra encontrar a ningún recurso de la señora que pueda acompañarla hasta que llegue el médico, esperando todas esas horas a que acuda el médico, sin poder atender otras emergencias. Esta circunstancia se repite en época de gripe… el personal de las empresas está bajo mínimos y quien paga estas deficiencias en el sistema es el usuario… Si la señora que está acompañada fuera mi madre pues qué bien, pero si mi madre se cae y no hay ningún oficial disponible porque están acompañando cuatro, cinco o seis horas en espera a que el médico se pase para valorar a la señora, ya no lo veré tan bien. Habría que tener en cuenta estas situaciones en los pliegos de condiciones y ampliar el número de oficiales, sobre todo, en periodos especiales del año.

Nuria pide que la administración controle más a las empresas que prestan este servicio; que se cumpla  el convenio así como las condiciones específicas de cada uno de los pliegos. Pide también que se elabore un convenio de teleasistencia para la Comunidad de Madrid porque así la atención será mucho más eficaz y mas especifica. Actualmente los trabajadores de esta área se rigen por un convenio estatal.

Pide que se tenga en cuenta a los trabajadores en las subrogaciones: en estos casos se cambia de empresa, se cambia de zona, de oficina… de tal manera que los trabajadores no tienen estabilidad. “Hoy por hoy  no sabemos dónde  vamos a estar trabajando el mes que viene ni con quién”.

Y sobre todo, pide que se revisen los sueldos, son muy bajos y no se corresponden con otros grupos de igual categoría, donde la mayoría de los trabajadores son hombres. “La desigualdad salarial entre sexos se vive especialmente en este sector, formado mayoritariamente por trabajadoras”.

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